BOMARZO 2007

 

Clarín, Buena Vida, 27-08-12: "Una película del todo diferente", Roberto Herrscher

Una película del todo diferente

POR ROBERTO HERRSCHER / ESPECIAL PARA BUENA VIDA

Como juego de espejos donde las artes se encuentran y  el  alma  se  devela,  Bomarzo 2007,

cuyo punto de partida es la ópera de Ginastera y Mujica Láinez, filmada en ese pueblo italiano

con vecinos, vuelve a la pantalla con entrada libre.

 

El drama, en un nuevo lenguaje

27/08/12 - 14:04

La combinación de géneros artísticos diferentes produce a veces resultados inesperados que derivan en géneros indefinibles. La película Bomarzo 2007 transforma la grabación en audio de la ópera Bomarzo de Alberto Ginastera y Manuel Mujica Láinez en banda sonora para un nuevo producto complejo y sorprendente.

Sin ampulosidades ni pedantería, la película inicia una serie de diálogos entre distintas artes que hacen más profunda y comprensible la ópera, pero que también van más allá de lo que Mujica Láinez y Ginastera quisieron decir, para darnos nuevos significados y hacernos pensar en el mundo y en nuestra propia realidad de formas inauditas.

Por eso, Bomarzo 2007 abre caminos y derriba fronteras entre las artes. No es la filmación de una ópera, es mucho más. Cuenta la historia del duque de Bomarzo, en el Renacimiento, la historia que cuenta el escritor argentino, pero la hace dialogar con el presente. Ya se ha usado el medio cinematográfico para filmar óperas en sus escenarios originales, como hizo por ejemplo Gianfranco de Bosio, en 1976, con Tosca en sus sitios romanos, o como intentó hacer infructuosamente Carlos Saura con Carmen en las calles de Sevilla.

Pero, aquí, los habitantes del pueblo que alberga el bosque de los monstruos no sólo representan a los personajes de la ópera, sino que se representan a sí mismos en un doble juego de espejos. También la cámara viaja entre mundos: se centra en lo que queda del pasado, los vestigios arqueológicos de la época de la historia, pero también juega y hace jugar al espectador con la Bomarzo actual, en un rico trayecto intelectual entre la permanencia y el cambio.

La película explota la ambigüedad sexual de la obra al usar una actriz para representar al duque, un personaje maltrecho y débil que se rebela contra el papel masculino donde no encaja.

En los numerosos interludios orquestales de la partitura, la humillación del adolescente ‘defectuoso’ se transforma en pesadilla, intensificada por el uso de la grabación nerviosa cámara en mano y el vibrante montaje donde las imágenes crueles contribuyen a contar una versión de la historia de Bomarzo y también a contar otras historias.

Irrumpen, por ejemplo, fotos de personajes nefastos de las dictaduras argentinas de los 60 y 70 con una razón histórica justificada: el estreno de la ópera fue prohibido en Argentina durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. Las imágenes de adustos generales en el contexto de una historia de represión sexual y castigo a la diferencia permiten ver la obra de otra manera: la hacen dialogar con la época de su composición y con temas universales.

En dos días, actores y vecinos en acción

Bomarzo, el escenario
En sólo cuatro días de grabación, el director Jerry Brignone llevó a un mínimo equipo de actores y camarógrafos, y los mezcló con los habitantes del pueblo de Bomarzo, a los que conocieron el primer día del rodaje. Pero sería injusto centrarse en el milagro de que un producto tan bien realizado, de tanto impacto y que abre tantos caminos a la reflexión se realizara en un tiempo tan corto.

El equipo, y especialmente Brignone, supo lo que tenía que hacer, y también surgieron caminos y soluciones sorprendentes, tal vez mágicas, producto de la premura obligada. Uno siente que es una película y a la vez un documental, porque todo está haciéndose en el momento, casi sin ensayos, y todo se va creando a la vista del público.

No es una película basada en una novela o en una obra de teatro, porque la parte musical se respeta religiosamente. Es otra cosa. Uno de los muchos elementos que maravillan de Bomarzo 2007 es que se trata de un juego de relojería y al mismo tiempo de un ejercicio de libertad absoluta.

Viaje al fondo del alma

 

No sé si esta obra indefinible creará escuela. Lo que no me queda dudas es de que es una obra nueva, un nuevo tipo de obra. Y que la experiencia de verla nos deja pensando sobre el cine, sobre la ópera y sobre la tragedia de la vida.
 

El autor es director del Master en Periodismo de la Universidad de Barcelona y corresponsal de Opera News en España, donde escribe sobre música, cultura y sociedad en La Vanguardia, Perfil, Gatopardo, Travesías, Etiqueta Negra, Quimera y El Ciervo.

 

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