BOMARZO 2007

 

BOMARZO
Ópera con música de Alberto Ginastera
y texto de Manuel Mujica Láinez basado en su novela homónima


LIBRETO

ACTO PRIMERO

ESCENA I:  La Poción

(El parque en el castillo de Bomarzo. Al centro e izquierda se halla la entrada a la piedra esculpida conocida como la Boca del Infierno, rodeada de escalones, árboles y rocas, cubiertos de niebla).

VOZ DEL NIÑO PASTOR: (fuera de escena)
No me cambio, en mi pobreza,
por el Duque de Bomarzo.
Tiene rebaño de rocas
y es de ovejas mi rebaño.
Con lo que es mío me basta,
con esta paz de Bomarzo,
la dulce voz del arroyo,
de las cigarras el canto
y la feliz soledad
de Dios, que va por los campos.

(Pier Francesco Orsini, Duque de Bomarzo, seguido de su joven sobrino, Nicolás Orsini y el Astrólogo, Silvio de Narni, entran descendiendo por los escalones de la derecha. El Astrólogo porta un cáliz luminoso)

VOZ DEL NIÑO PASTOR: (fuera de escena)
No me cambio en mi pobreza,
por el Duque de Bomarzo,
cuando arrastra su joroba
cargada con sus pecados.

(Los tres se detienen a escuchar)

PIER FRANCESCO: (a Silvio)
¿Quién canta, astrólogo?

SILVIO: 
Es un niño, Duque, un niño pastor.

PIER FRANCESCO:
¿Entiendes lo que dice?

SILVIO:
No tiene importancia.

PIER FRANCESCO:
Sí, sí, habla de mi joroba, de mis pecados.

NICOLAS:
¿Quieres que lo haga callar?

PIER FRANCESCO:
Déjalo, sobrino.

(El Duque y sus acompañantes continúan su camino hasta el pie de la escalinata. El Duque asciende hacia la Boca del Infierno, dejando a los otros detrás).

PIER FRANCESCO:
Esa canción cruel que me despide
añade a mis angustias su nostalgia.
Me trae el eco de los años idos,
de la vida remota, de la infancia.
de lo que quise ser pero no pude,
¡Ay, con cuánta alegría me cambiara
por el niño pastor que así se burla
y no tiene más gloria que su arpa!

VOZ DEL NIÑO PASTOR: (fuera de escena)
No me cambio por el Duque,
por el Duque de Bomarzo...

PIER FRANCESCO:
La vida me llevó, con su tormenta,
por senderos atroces, de desgracia.
He vivido rodeado por los monstruos
que son como el espejo de mi alma.
Y veo que de mundo los regalos
no valen nada, nada, nada, nada.
Los proscenios ilustres de mi historia,
Carlos Quinto y su gloria coronada,
el triunfo de Lepanto, las conquistas,
cuanto forma mi gloria hecha de nada,
no valen lo que canta un pobre niño
que no tiene más gloria que su arpa,
porque él goza, goza, 
goza la paz que yo no tuve.
Yo no tengo en Bomarzo nada, nada.

SILVIO:
Calla, Duque, no te quejes así,
que es blasfemar contra la misma suerte.
Tu destino es único, incomparable.
Nadie habrá gozado otro como el tuyo.

PIER FRANCESCO:
Mi destino...

SILVIO:
No blasfemes de ese modo tan luego hoy, 
cuando ha de cumplirse la promesa 
del horóscopo, la promesa de la inmortalidad. 
Bebe y no morirás nunca.

(Le ofrece el cáliz)


PIER FRANCESCO:
Dame el cáliz, Nicolás Orsini.

(El muchacho toma el cáliz del Astrólogo y se lo entrega. Ambos besan la mano del Duque y salen por la derecha)

SILVIO: (dándose vuelta mientras parte)
Ten fe, ten esperanza, Señor Pier Francesco Orsini.

NICOLAS: (a Silvio)
Caridad nunca tuvo.

(Parten. El Duque entra en la caverna de la Boca del Infierno, ahora iluminada por el cáliz radiante. Se puede ver el interior, como el interior de una calavera, con una rústica mesa en el centro. Cae de rodillas)

PIER FRANCESCO:
Estoy sólo contigo, mi destino,
misterioso destino que me aguardas.
¡Ser inmortal! ¡Oh, sueño! Maravilla
y terror de enfrentarme con la extraña
aventura que enreda a Vida y Muerte
en los hilos terribles de su trama.
Y retar a Dios, de ser yo mismo
otro pequeño dios, aunque no valga,
aunque no lo merezca y no posea
el Duque de Bomarzo nada, nada.
Siento en torno a mi vida, no la grande,
no la de los cortejos y batallas,
sino a mi vida oculta, que ninguno
conoce, que pesó en mi cuerpo esta joroba,
la maldición de esta joroba trágica.

VOZ DEL NIÑO PASTOR: (fuera de escena)
No me cambio por el Duque,
por el Duque de Bomarzo...

PIER FRANCESCO:
¿Y cuál será la vida que me espera,
la eterna, la inmortal, tan anunciada?
¿En ella encontraré y en este cáliz
a la felicidad que siempre escapa?

(Bebe del cáliz y se recuesta en la mesa, cuando súbitamente lo atenaza el dolor y comienza a alzarse)

CORO:
Cómo pesa en tu cuerpo esa joroba,
la maldición de esa joroba trágica.
La maldición de esa joroba trágica...

PIER FRANCESCO:
¡Ah! ¡Ah!

(Como se levanta, el Duque hace caer el cáliz, que se rompe en mil pedazos. La luz va decreciendo. Se escuchan lamentos distantes)

VOZ DE DIANA ORSINI: (fuera de escena) 
¡Ay, Vicino, ay nieto mío! ¡Ay, Vicino Orsini!
¡Te han traicionado y morirás!

(La luna llena, cubierta por la niebla, se asoma a través de las nubes. El Duque se arrastra a la boca de la caverna y grita: )

PIER FRANCESCO:
¿Qué dices, abuela? ¿Qué dices, abuela adorada?
¿Dices que moriré? ¡No me abandones!

VOZ DE DIANA ORSINI: (fuera de escena) 
¡Te han traicionado! ¡Te han traicionado
y morirás, Orsini! ¡En ese filtro vive la muerte!

PIER FRANCESCO:
¡No me abandones, abuela!

(El Niño Pastor aparece en el fondo del paisaje en penumbras. La niebla se espesa rápidamente llenando el escenario mientras el niño, asustado, lo atraviesa corriendo con su arpa. El Duque cae sobre los escalones, tendiendo en vano sus brazos hacia él.)

PIER FRANCESCO:
¡No me abandones tú tampoco, pastor de Bomarzo!
¡Bomarzo, no me abandones! ¡No me abandones, Bomarzo!

(El niño sale rápidamente por la izquierda)


Continuación:  Cuadro II

 

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