BOMARZO 2007

BOMARZO
Ópera con música de Alberto Ginastera
y texto de Manuel Mujica Láinez basado en su novela homónima


LIBRETO

ACTO PRIMERO

ESCENA II:  La niñez de Pier Francesco

(Un cuarto en el castillo de Bomarzo. Gracias a la luz de cuatro candelabros vemos un sofá y varios grandes arcones abiertos cuyos contenidos de ropas, joyas, etc. han sido dispersos al azar pro el cuarto, sobre los muebles y en el suelo. En el fondo, a la derecha, hay un pequeño cuarto secreto, oscuro al principio de la escena. Los jóvenes hermanos Girolamo y Maerbale se disfrazan con los atuendos, mientras su hermano, el pequeño Pier Francesco, observa desde un rincón)

MAERBALE:
¿Qué diría la abuela, Girolamo, si descubriera este desorden?
Nos han prohibido tocar los cofres viejos de Bomarzo.

GIROLAMO:
¡Bah! Son los trajes que pertenecieron a nuestra madre
y a la otra abuela y a la madre de nuestra abuela.
Todas han muerto. ¿A quién le importan?

MAERBALE:
Le importan a la abuela Diana.
Si nos descubre nos reñirá, Girolamo.

GIROLAMO:
¡No nos reñirá nada! Nadie me riñe a mí,
que seré el Duque de Bomarzo.

MAERBALE:
De cualquier modo, le diríamos que fue idea
de nuestro hermano Vicino.
A él sí le tolera todo.

(Ambos miran a Pier Francesco y sonríen)

GIROLAMO:
Le tolera demasiado, Maerbale.

(ordenando secamente)

¡Vicino, ven a jugar con nosotros! 

PIER FRANCESCO:
Dejadme tranquilo. No quiero jugar.

GIROLAMO:
¡Ven aquí!

MAERBALE:
Te lo ordena Girolamo, que cuando muera
nuestro padre será Duque de Bomarzo.

GIROLAMO:
Ven aquí, no me hagas perder la paciencia.

(Girolamo y Maerbale arrancan a Pier Francesco del rincón y lo arrastran al centro de la habitación)

PIER FRANCESCO:
¡Déjame! ¡Déjame! ¡Déjame!

GIROLAMO:
Te toca el papel de bufón de los Orsini,
que para eso tienes joroba.

MAERBALE:
Para eso tienes joroba.

CORO:
Para eso tienes joroba,
para eso tienes joroba,
Pier Francesco Orsini.

(Pier Francesco se debate mientras sus hermanos le ponen una gorra ridícula)

GIROLAMO:
Ahora diviértenos, bufón.

(Pier Francesco permanece inmóvil. Girolamo se enoja)

GIROLAMO:
Ni para bufón sirves, imbécil.
Pero aguarda que se me ha ocurrido algo mejor.
Escucha, Maerbale...

(Girolamo y Maerbale cuchichean algo y se ríen, mientras: )

CORO:
Para eso tienes joroba,
para eso tienes joroba,
desventurado Pier Francesco Orsini.

GIROLAMO:
Puesto que te niegas a ser mi bufón, serás mi duquesa.
Serás mi duquesa jorobada de Bomarzo.

(Pier Francesco trata de escapar pero Maerbale lo somete y le comienza a arrancar su disfraz de bufón. Girolamo se saca su propio disfraz, quedando semidesnudo)

PIER FRANCESCO:
¡Suéltame!

GIROLAMO:
No, no, no. Mi duquesa, mi duquesa jorobada.

(Girolamo y Maerbale vencen la resistencia de Pier Francesco y lo visten con ropas femeninas. Girolamo, con parsimonia, cubre su cuerpo desnudo con una capa y se pone una corona con una pieza de joyería rota. Maerbale se cubre de un manto púrpura y, con reverencias exageradas, asume una actitud burlonamente piadosa)

GIROLAMO:
Ahora, Pier Francesco, mi duquesa Francesca,
el cardenal Maerbale Orsini te casará con el Duque.

(Maerbale y Girolamo rién. Al son de una marcha nupcial demencial, Girolamo a Pier Francesco arrastra consigo, mientras Maerbale encabeza la procesión, recitando: )

MAERBALE:
¡Dominus vobiscum! ¡Dominus Bomartium! ¡Gloria in excelsis Deo!
¡Sanctus, sanctus, sanctus Dominus Bomartium!

(volviéndose y alzando su mano derecha:)

Os consagro marido y mujer, duque y duquesa.

(Girolamo intenta besar a Pier Francesco, quien logra escapar, refugiandose en el sofá. Girolamo se saca la capa y salta encima de él. Toma un largo pendiente de entre las joyas dispersas)

GIROLAMO:
¿Ves? Es un pendiente, sólo un pendiente.
El regalo para mi duquesa de Bomarzo.

PIER FRANCESCO:
¡Suéltame! ¡No me toques!

GIROLAMO: (ciego de ira)
Tráeme un estilete, Maerbale.
He visto uno allí, sobre aquel cofre.

(Maerbale duda, pero ante un gesto imperioso de su hermano, lo toma y se lo da)

CORO:
¡Ay!

(Enloquecido, Girolamo clava el estilete en el lóbulo de la oreja de Pier Francesco y le ensarta el pendiente. Se escuchan gritos del jorobado y del Coro. La sangre cubre las mejillas de Pier Francesco. Los hermanos, asustados, retroceden al tiempo que su padre, Gian Corrado Orsini, aparece en el fondo, portando un bastón con el que golpea el piso)

EL PADRE:
¿Qué es esta locura?

(Golpea nuevamente y entonces ve a Pier Francesco en el sofá, vestido de mujer, y se enfurece, acentuando sus frases con golpes en el suelo)

Tú, Pier Francesco Orsini, eres la vergüenza de mi estirpe.
Nunca hubo, entre los Orsini, ni jorobados ni afeminados,
sino guerreros derechos como lanzas, hombres de guerra.
Guerreros serán Girolamo y Maerbale. Pero tú,
jorobado mísero vestido de hembra, ¿qué serás?

(Girolamo y Maerbale huyen despavoridos, portando cada uno un candelabro. El Condottiere toma violentamente a Pier Francesco de una mano y lo arrastra hasta el panel secreto que conduce al cuarto oculto. Lo interpela con furia mordaz:)

Aquí dentro te aguarda un personaje
a quien todos conocen en Bomarzo,
pero nadie lo vió. Todos le temen,
pero nadie lo vió. Tal vez un santo,
o un demonio quizás de nuestra estirpe.
Aquí dentro te aguarda, antepasado muerto
antes que mi abuelo y que su abuelo,
inmóvil hace siglos en su claustro.

(Golpea el piso con su bastón)

Con él meditarás sobre la gloria
que te impone tu nombre, jorobado,
este nombre de Orsini, más robusto
que el oso que sostiene mi palacio.
Morirás en su celda, si a tu nombre
no eres digno, Vicino, de llevarlo.

(Deja caer el bastón, toma el tercer candelabro y se lo da al niño, luego opera un mecanismo oculto y lo introduce en el cuarto secreto, ahora iluminado por el candelabro. Llevándose el otro candelabro, el padre se retira, dejando a Pier Francesco encerrado y el cuarto exterior en penumbras. Con la luz que alza en su brazo, Pier Francesco ve el horror de una figura reclinada, sola en su celda secreta, postrada en una base de mármol. Es un esqueleto coronado con rosas mustias, apoyado en un codo y sosteniendo una palma en la otra mano. El niño está aterrorizado.)

PIER FRANCESCO:
¿Qué haces aquí? ¿A quién esperas?
¿Me esperabas a mí?
¿No basta con su tortura?
¿No basta con el horror de la carga
que llevo sobre mis hombros?

(Pier Francesco retrocede)

¿Te has movido?
¿Te has movido, figura de la Muerte?
¿O no te has movido?
¿O es algo que el miedo me hace imaginar?

(Gritando: )

¡No te muevas, por Dios!

(Lentamente el esqueleto se para y comienza una danza solemne. Pier Francesco retrocede aterrorizado, tanteando los paneles hasta que finalmente encuentra el mecanismo y la puerta se abre. Retorna a la habitación exterior, ahora iluminada por el candelabro. El esqueleto lo persigue, tomando del suelo el bastón del padre. La danza del esqueleto recomienza, cada vez más rápida, marcada por los golpes del bastón, hasta que Vicino cae al piso, con la osamenta encima suyo, apagando las velas. Solo una luz fantasmal y verdosa permanece en la habitación secreta. Allí está, nuevamente, el esqueleto, en su posición original, inmóvil, con Pier Francesco enfrente, paralizado por el horror. Esta luz también se apaga, dejando la escena a oscuras)


Continución:  Cuadro III

 

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